Es una de las palabras de los últimos años. Porque aunque ahora está mucho más en boga, yo la llevo escuchando y leyendo un tiempo. Y es sorprendente cómo algunos todavía no tienen claro de qué va de verdad esto de la transformación digital. Tecnología y personas. Vamos a desgranar de qué va desde la visión de Recursos Humanos en las organizaciones.
Miedo con las transformaciones
Las organizaciones tiemblan cuando hay que hacer cambios y cuando éste va acompañado de la palabra transformación, mucho más. Algo que se tiene que transformar, suena a un jaleo tremendo y que va a costar mucho dinero. Estos pasos suelen estar muy medidos analizados antes de tomar cualquier tipo de decisión. Debemos tener muy claro cómo gestionar este proceso de cambio.
El caso es que se nos llena la boca al hablar de transformación digital y de cómo las organizaciones necesitan estar al día tecnológicamente. Pero o por falta de conocimiento o por falta de interés real no está del todo implantando. No se ven los beneficios al final del proceso o tienen miedo a lo que pueda pasar.
La transformación digital es la suma de tecnología y personas
El problema principal es que no estamos hablando de transformar las máquinas de la empresa. Se trata algo mucho más sencillo y complicado a la vez: todo empieza en las personas. No siempre se trata de digitalizar procesos.
Hablar de tecnología es hablar de smartphones, de utilizar ordenadores que faciliten los procesos, inteligencia artificial, machine learning. Pero hablar de transformación va más allá. ¿Quién se encarga de todo esto? Las personas. ¿Quién arranca el proceso, lo implementa y lo evalúa? Las personas. Y todo eso debe ir bien arraigado a una cultura que crea firmemente en cómo va a impactar en las personas y en su relación con la organización.
Cuando no tenemos foco ni objetivos, el proceso para llegar a no sabemos dónde se diluye. Y eso es lo que les pasa a muchas organizaciones cuando confunden transformación digital con modernizar la compañía porque está de moda y ahora todo el mundo lo hace.
La transformación digital nació siendo eso, un cambio en la tecnología que estaba impactando directamente en las personas y su forma de vida y trabajo. Pero hoy en día ha dado un paso de gigante para colocarse en un escalón mucho más estratégico. Hablamos de personas, de liderazgo, de generar compromiso, facilitar procesos y bienestar para producir más y mejor. Se trata de innovar y facilitar la creatividad. Porque si hay una cosa clara, es que los cambios no son algo que va a pasar y se va a acabar. Los cambios ya forman parte de nuestro día a día. Por lo tanto, si no estamos adaptados a generar nuevas fórmulas, nos quedaremos atrás cuando llegue el momento.
Una organización puede actualizar todo el software de la organización, ofrecer soluciones e infraestructuras con unos sistemas repletos de ERP, CRM, e-Commerce, ciberseguridad, cloud, redes, realidad virtual y big data. Pero quedarse ahí hace que pierda mucho valor e impacto. Hay que entender el cambio como parte de un cambio global. Para que haya transformación digital real, tiene que haber una transformación estratégica. Dale el sentido a tu organización que merece y digitaliza lo necesario para conseguirlo. Pero el foco primero.
Es más que evidente la relación entre beneficios y los resultados de la digitalización con tecnología. Las experiencias ganan.
Cómo empezar a integrar la transformación digital
No podemos desasociar la transformación digital de la cultural. El cambio de paradigma es lo más importante de comprender. Somos diferentes, utilizamos nuevos medios y queremos ser más ágiles y adaptables. Y hay que verlo como una gran oportunidad que va a permitir que las experiencias mejoren, y eso irremediablemente hace mejorar el negocio.
Esta transformación digital empieza entendiendo dónde estamos. Comprendiendo las necesidades reales internas y externas. Dónde podemos poner foco para dar solución. Y el primer paso está en generar una estrategia con modelos de liderazgo diferentes, alternativas en los roles y posiciones, nuevas fórmulas de trabajo y escuchar qué está pasando y qué viene para ser capaces de subir al tren. Un proceso de análisis de nuestra cultura para conocernos, para valorar qué necesitamos y cómo lo queremos.
La cultura pasa por saber cómo vamos a trabajar, cuál es nuestro ADN, y poder identificar nuestros valores con las personas que están integradas en el proceso de esta transformación digital. Y todo eso lleva consigo experiencia y comunicación. Tal y como dice Jim DeLoach, Director Gerente de Protiviti (Consultora Tecnológica): “Las organizaciones deben preparar y alinear la cultura, las personas, los procesos y la recopilación de inteligencia para abrazar este entorno rápidamente cambiante”.
Debemos formar a todas las personas para que vayan alineadas con la transformación digital e integrar nuevas metodologías agile que vayan facilitando el proceso. Para poder dar el mejor servicio a los clientes, su propia experiencia debe ser buena y deben saber cómo funciona todo. Hay transformaciones que fracasan porque se espera mejorar la eficiencia con la tecnología, pero si las personas no tienen la mentalidad y conocimientos necesarios, no funciona. Una parte de esta transformación es cierta que la ha de hacer cada uno en su propia transformación digital.
Desarrolla un plan de comunicación para integrar a toda la organización. Explica qué se va a hacer y cómo. Así todos los empleados estarán informados y colaborarán mucho mejor. Además evitarás el miedo de algunos a ser prescindibles.
Decide qué procesos se van a digitalizar. Recopila datos que pasarán a ser información relevante. Y estarás creando una forma nueva de trabajar y de generar experiencias. Y un equipo que va a liderar la transformación digital que sepan ver el impacto y puedan tomar decisiones rápidas.
Hay que valorar la transformación digital como la suma de dar valor al servicio o productos, mejorar el modelo de negocio, innovar y mejorar la experiencia de las personas. Y puedes elegir, pero debes darte prisa que el mundo no para.
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